sábado, 25 de enero de 2014

Abraham y Lot dos clases de creyentes. txt, mp3

Sta. Cruz, Tenerife, 26/01/2014
La Orotava, 02/02/2014.
Las Huesas, G. Canaria 23/02/2014
Dos (2) clases de creyentes (Abraham y Lot).
                                                              Génesis 18:1-10 – 19:1-3.
   

    Somos generalmente dados a diferenciarnos de las demás personas, marcando distancia del resto en cuanto a relaciones personales se refiere, somos muy cuidadosos a la hora de escoger a nuestras amistades. Pero cuando se trata de nuestra relación con Dios la cosa cambia, a tal punto de que no le damos la importancia que se merece el vínculo que debemos crear entre Dios y nosotros. En relación con este tema estos dos personajes (Abraham y Lot) son un ejemplo de la clase de creyentes que Dios quiere que seamos.

    Si observamos con detenimiento el comienzo de los capítulos 18 y 19 del Génesis nos daremos cuenta de la marcada diferencia que existe entre estos dos personajes y algunas de sus actitudes en cuanto al hecho de ser anfitrión de estos ilustres visitantes. En relación con Abraham, Gen 18:1 comienza con la frase: “Después le apareció Jehová…”. El escritor inspirado por el espíritu Santo, deja claro que es el mismo Dios quién viene al encuentro de su siervo escogido. Pero Dios no viene solo, podemos leer en Gen 18:2 que eran tres los varones que le visitaban, los dos acompañantes tenían una misión, que sería la de visitar a Lot posteriormente. Pero ¿porque a Lot solo van dos visitantes y con Abraham se nos deja claro que el mismo Dios quién le visita? La respuesta es simple los mensajes en cada caso tenían razones diferentes. A Abraham Dios quería ratificarle sus promesas hechas en el pasado (léase el capítulo 15 de Génesis y Gen 18:10). Sin embargo la razón que tenían estos dos personajes de  visitar a Lot era para ejecutar el juicio determinado por Dios a Sodoma y Gomorra. Esta puede ser la razón por la que Dios no se apersona en estas ciudades ya que en la antigüedad era Dios quien determinaba el juicio y sus ángeles lo ejecutaban, por eso creemos que estos dos mensajeros en el caso de Lot eran ángeles (Gen 19:1).

    Ahora bien conociendo la importancia de los visitantes y la no menos importancia de sus mensajes, debemos considerar la actitud que tuvieron los receptores en cada caso. Para ello veremos algunos aspectos descritos en cada ocasión.

1º.- La Posición y el lugar:
    Tanto a Abraham como a Lot se les describen sentados, Gen 18:1 y Gen 19:1 respectivamente. Esta posición pudiera describir inactividad física, pero esto no es necesariamente cierto en estos casos, es por eso que describiremos algunas actitudes dignas de mencionar. En el caso de Abraham podemos ver que este está a la expectativa de lo que pudiera ocurrir, ya que en el versículo dos comienza con la frase “Y alzó sus ojos y miró” Abraham no estaba dormido en la silla, él estaba expectante de lo que pudiera acontecer; A nosotros pudiera sucedernos de la misma manera, el cansancio de la jornada cotidiana nos hace estar inactivos podríamos decir “sentados” en cuanto al servicio que deberíamos prestarle a Dios, pero a pesar de que esto nos pueda ocurrir no perdamos nunca la actitud de expectación que tuvo el patriarca, no nos dejemos dormir, alcemos nuestros ojos y no perdamos la visión. Otro aspecto digno de resaltar es el lugar donde está sentado el patriarca, junto a su tienda, y vemos aquí una clara descripción del estilo de vida que él llevaba. Abraham era un peregrino, un nómada con un destino definido, Él había cambiado las comodidades de Ur por las tiendas del desierto y todo por obedecer el llamado de Dios. Canaán era su destino final.

    Sin embargo a Lot se le describe sentado con un propósito muy diferente, que viene marcado por el lugar donde se sienta. Gen 19:1 “sentado a la puerta de Sodoma”. La costumbre en esos tiempos era que todos los casos que ameritaban ser juzgados en la ciudad, pasaran por un consejo de personas mayores, que se sentaban a la puerta de dicha ciudad. Así que Lot formaba parte de ese consejo, el juzgaba los casos de Sodoma sin embargo Dios estaba a punto de juzgar a estas ciudades y él tenía que ser librado de este juicio. Lot no tuvo la suficiente visión  para darse cuenta que este no era su lugar su lugar estaba al lado de su tío Abraham. Cuantas veces nos vemos en la misma posición de Lot, juzgando a los demás pero estamos imposibilitados de juzgar nuestra propia condición.

2º.- La hora determinada:
    Abraham y Lot no solamente vienen diferenciados por la posición y el lugar en el que se les describe en los pasajes antes mencionados, sino también por la hora determinada en la que acontecen los hechos. Fijémonos lo que se nos dice de Abraham en el final de los  versículos uno del capítulos 18 “en el calor del día”, mientras que podemos leer en Gen 19:1 relacionado con Lot “a la caída de la tarde”. Sabemos que la hora de mayor calor del día es después de las doce del mediodía, sobre todo en las periferias del desierto de Sinaí donde se encontraba Hebrón, lugar donde se encontraba un bosque de encinas llamado Mamre. En estos lugares fácilmente las temperaturas podrían alcanzar cerca de los 50 grados centígrados en la temporada de mayor calor. Así que para Abraham un anciano de casi 100 años, no le resultaba fácil estar en estas condiciones a la expectativa de un encuentro con su Dios a la puerta de su tienda; Siendo un ejemplo para nosotros que debemos recordar que en los días en los que vivimos las condiciones morales y espirituales no son las más óptimas, estas no propician un ambiente que promueva que un encuentro con Dios sea posible, por el contrario cada vez más vemos que las horas de mayor calor hacen que muchos creyentes corran a la comodidad de sus tiendas a refugiarse, perdiendo así la oportunidad de recibir las bendiciones que da como resultado el haber recibido  la grata compañía de tan ilustres visitantes.

   La hora en la que se produce el encuentro con Lot es totalmente diferente a la  de Abraham; El encuentro con el patriarca ocurre a la hora de mayor calor y luz, mientras que con Lot se sucede a la caída de la tarde, justo cuando el Sol está dando paso a las tinieblas de la noche, una metáfora apropiada de lo que estaba ocurriendo en la vida de este hombre justo que ya había llevado sus tiendas muy cerca de las ciudades de perversión y destrucción. Cuando nos descuidamos y perdemos de vista el carácter de peregrinos que deben regir nuestras vidas de creyentes, podemos estar a un paso de sufrir las consecuencias que lleva consigo el desobedecer a Dios. Nunca recibiremos el mismo castigo de aquellos que no conocen a Dios pero si perderemos bendiciones por nuestro mal proceder. Podríamos criticar a Lot pero se le describe como un hombre justo que se afligía al ver la conducta de los malos (2Ped 2:7), su justicia y aflicción no le valió de nada al enfrentarse con la justicia divina, por eso no debemos conformarnos solo con ser memamente profesantes; debemos pasar a la acción si no queremos perder bendiciones por nuestra pasividad espiritual.

3º.- El saludo:
    Una vez más encontramos una clara diferencia aquí, entre estos dos personajes leemos en  Gen 18:2(b) “se postro en tierra” esto en relación con Abraham, encontrando a Lot en una posición muy diferente a la de su tío. “se inclinó hacia el suelo” Gen 19:1(b). Abraham adopta la posición más baja posible ante aquellos que habían tenido a bien visitarle, es una posición clara de humillación, de indignidad, de reconocimiento de su propia bajeza ante la majestad y exaltación que debe tener Dios. Es una rendición plena y total, caso contrario a la de Lot que solo se inclinó, en una acción de formalismo y sumisión incompleta. En la palabra de Dios, la Biblia encontramos que la mejor posición ante Dios es la de sumisión absoluta. “Humillaos bajo la poderosa mano de Dios y Él os exaltará cuando fuere tiempo” 1Ped 5:6. Los resultados finales son claros en cada caso. Abraham recibió de Dios la confirmación de sus promesas, siendo el padre de la fe, mientras que Lot tuvo que pasar por la vergüenza y humillación de ser librado por los pelos del juicio divino, escapando solo con lo que llevaba encima.

4º.- el banquete:
    La diferencia que hace el espíritu divino aquí para describir lo que ofrecieron Abraham y Lot es notoria. De Lot solo se menciona que coció panes sin levadura y les ofreció un banquete, sin dar mayor detalle al respecto Gen 19:3. Pero de la comida que ofreció Abraham se narran todos los detalles Gen 18:4-8. El patriarca demuestra un interés rebosante y entusiasta a la hora de preparar lo que sus visitantes comerían. En tres ocasiones se menciona la prisa y prontitud que demostró en dicha preparación, haciéndose mención en tres ocasiones: “salió corriendo” vrs 2; “fue de prisa” vrs 6; “Y corrió Abrtaham” vrs 7. Contagiando esta prontitud a los que le rodeaban: A Sara su mujer en el vrs. 6 “toma pronto tres medidas de harina” y a su siervo “y este se dio prisa a prepararlo” vrs. 7(b). Nuestra actitud sincera y solicita en el servicio a Dios no solo se dejará ver en nosotros sino también en aquellos que nos rodean, sea en nuestro hogar con nuestros hijos y pareja, así como en medio de nuestro entorno cotidiano fuera del hogar.

    Abraham atiende todas las necesidades de sus visitantes:
Trae agua para lavar sus pies, sucios por el polvo del camino, además de eso les lleva a la sombra de una encina lejos del calor del día vrs. 4.
Les ofrece para su consumo lo mejor y más fresco de los alimentos: Ordena a Sara que prepare panes recién horneados, preparados al momento vrs. 6. Corre personalmente a su rebaño y escoge el becerro “tierno y bueno” y lo da a su criado para que lo prepare. No delega en su siervo la responsabilidad de escogerlo. El mismo lo selecciona, asegurándose de que sea él mejor. Vrs. 7.
Toma también mantequilla y leche, productos que requerían un proceso de ordeño y elaboración previos vrs.8. La leche debía ser sacada del ganado de ordeño, luego la mantequilla debía ser batida por un tiempo determinado para producirse la separación de las partes grasas de la misma. Una labor que requería dedicación y esmero.
En conclusión Abraham no presento a Dios nada que no le costase un esfuerzo y dedicación. Dios quiere que le presentemos lo mejor de nosotros: nuestra juventud, nuestro mejor tiempo, la tranquila soledad de las madrugadas dándole a Él nuestro sueño. No presentemos a Dios nuestras sobras. Él se merece lo mejor de nosotros.

    Estos dos personajes nos enseñan que podemos tener un encuentro con Dios dependiendo de nuestras actitudes hacia Él. Qué clase de creyentes queremos ser: como Abraham o como Lot, miremos los resultados en cada caso y escojamos la mejor parte.



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