sábado, 25 de enero de 2014

Abraham y Lot dos clases de creyentes. txt, mp3

Sta. Cruz, Tenerife, 26/01/2014
La Orotava, 02/02/2014.
Las Huesas, G. Canaria 23/02/2014
Dos (2) clases de creyentes (Abraham y Lot).
                                                              Génesis 18:1-10 – 19:1-3.
   

    Somos generalmente dados a diferenciarnos de las demás personas, marcando distancia del resto en cuanto a relaciones personales se refiere, somos muy cuidadosos a la hora de escoger a nuestras amistades. Pero cuando se trata de nuestra relación con Dios la cosa cambia, a tal punto de que no le damos la importancia que se merece el vínculo que debemos crear entre Dios y nosotros. En relación con este tema estos dos personajes (Abraham y Lot) son un ejemplo de la clase de creyentes que Dios quiere que seamos.

    Si observamos con detenimiento el comienzo de los capítulos 18 y 19 del Génesis nos daremos cuenta de la marcada diferencia que existe entre estos dos personajes y algunas de sus actitudes en cuanto al hecho de ser anfitrión de estos ilustres visitantes. En relación con Abraham, Gen 18:1 comienza con la frase: “Después le apareció Jehová…”. El escritor inspirado por el espíritu Santo, deja claro que es el mismo Dios quién viene al encuentro de su siervo escogido. Pero Dios no viene solo, podemos leer en Gen 18:2 que eran tres los varones que le visitaban, los dos acompañantes tenían una misión, que sería la de visitar a Lot posteriormente. Pero ¿porque a Lot solo van dos visitantes y con Abraham se nos deja claro que el mismo Dios quién le visita? La respuesta es simple los mensajes en cada caso tenían razones diferentes. A Abraham Dios quería ratificarle sus promesas hechas en el pasado (léase el capítulo 15 de Génesis y Gen 18:10). Sin embargo la razón que tenían estos dos personajes de  visitar a Lot era para ejecutar el juicio determinado por Dios a Sodoma y Gomorra. Esta puede ser la razón por la que Dios no se apersona en estas ciudades ya que en la antigüedad era Dios quien determinaba el juicio y sus ángeles lo ejecutaban, por eso creemos que estos dos mensajeros en el caso de Lot eran ángeles (Gen 19:1).

    Ahora bien conociendo la importancia de los visitantes y la no menos importancia de sus mensajes, debemos considerar la actitud que tuvieron los receptores en cada caso. Para ello veremos algunos aspectos descritos en cada ocasión.

1º.- La Posición y el lugar:
    Tanto a Abraham como a Lot se les describen sentados, Gen 18:1 y Gen 19:1 respectivamente. Esta posición pudiera describir inactividad física, pero esto no es necesariamente cierto en estos casos, es por eso que describiremos algunas actitudes dignas de mencionar. En el caso de Abraham podemos ver que este está a la expectativa de lo que pudiera ocurrir, ya que en el versículo dos comienza con la frase “Y alzó sus ojos y miró” Abraham no estaba dormido en la silla, él estaba expectante de lo que pudiera acontecer; A nosotros pudiera sucedernos de la misma manera, el cansancio de la jornada cotidiana nos hace estar inactivos podríamos decir “sentados” en cuanto al servicio que deberíamos prestarle a Dios, pero a pesar de que esto nos pueda ocurrir no perdamos nunca la actitud de expectación que tuvo el patriarca, no nos dejemos dormir, alcemos nuestros ojos y no perdamos la visión. Otro aspecto digno de resaltar es el lugar donde está sentado el patriarca, junto a su tienda, y vemos aquí una clara descripción del estilo de vida que él llevaba. Abraham era un peregrino, un nómada con un destino definido, Él había cambiado las comodidades de Ur por las tiendas del desierto y todo por obedecer el llamado de Dios. Canaán era su destino final.

    Sin embargo a Lot se le describe sentado con un propósito muy diferente, que viene marcado por el lugar donde se sienta. Gen 19:1 “sentado a la puerta de Sodoma”. La costumbre en esos tiempos era que todos los casos que ameritaban ser juzgados en la ciudad, pasaran por un consejo de personas mayores, que se sentaban a la puerta de dicha ciudad. Así que Lot formaba parte de ese consejo, el juzgaba los casos de Sodoma sin embargo Dios estaba a punto de juzgar a estas ciudades y él tenía que ser librado de este juicio. Lot no tuvo la suficiente visión  para darse cuenta que este no era su lugar su lugar estaba al lado de su tío Abraham. Cuantas veces nos vemos en la misma posición de Lot, juzgando a los demás pero estamos imposibilitados de juzgar nuestra propia condición.

2º.- La hora determinada:
    Abraham y Lot no solamente vienen diferenciados por la posición y el lugar en el que se les describe en los pasajes antes mencionados, sino también por la hora determinada en la que acontecen los hechos. Fijémonos lo que se nos dice de Abraham en el final de los  versículos uno del capítulos 18 “en el calor del día”, mientras que podemos leer en Gen 19:1 relacionado con Lot “a la caída de la tarde”. Sabemos que la hora de mayor calor del día es después de las doce del mediodía, sobre todo en las periferias del desierto de Sinaí donde se encontraba Hebrón, lugar donde se encontraba un bosque de encinas llamado Mamre. En estos lugares fácilmente las temperaturas podrían alcanzar cerca de los 50 grados centígrados en la temporada de mayor calor. Así que para Abraham un anciano de casi 100 años, no le resultaba fácil estar en estas condiciones a la expectativa de un encuentro con su Dios a la puerta de su tienda; Siendo un ejemplo para nosotros que debemos recordar que en los días en los que vivimos las condiciones morales y espirituales no son las más óptimas, estas no propician un ambiente que promueva que un encuentro con Dios sea posible, por el contrario cada vez más vemos que las horas de mayor calor hacen que muchos creyentes corran a la comodidad de sus tiendas a refugiarse, perdiendo así la oportunidad de recibir las bendiciones que da como resultado el haber recibido  la grata compañía de tan ilustres visitantes.

   La hora en la que se produce el encuentro con Lot es totalmente diferente a la  de Abraham; El encuentro con el patriarca ocurre a la hora de mayor calor y luz, mientras que con Lot se sucede a la caída de la tarde, justo cuando el Sol está dando paso a las tinieblas de la noche, una metáfora apropiada de lo que estaba ocurriendo en la vida de este hombre justo que ya había llevado sus tiendas muy cerca de las ciudades de perversión y destrucción. Cuando nos descuidamos y perdemos de vista el carácter de peregrinos que deben regir nuestras vidas de creyentes, podemos estar a un paso de sufrir las consecuencias que lleva consigo el desobedecer a Dios. Nunca recibiremos el mismo castigo de aquellos que no conocen a Dios pero si perderemos bendiciones por nuestro mal proceder. Podríamos criticar a Lot pero se le describe como un hombre justo que se afligía al ver la conducta de los malos (2Ped 2:7), su justicia y aflicción no le valió de nada al enfrentarse con la justicia divina, por eso no debemos conformarnos solo con ser memamente profesantes; debemos pasar a la acción si no queremos perder bendiciones por nuestra pasividad espiritual.

3º.- El saludo:
    Una vez más encontramos una clara diferencia aquí, entre estos dos personajes leemos en  Gen 18:2(b) “se postro en tierra” esto en relación con Abraham, encontrando a Lot en una posición muy diferente a la de su tío. “se inclinó hacia el suelo” Gen 19:1(b). Abraham adopta la posición más baja posible ante aquellos que habían tenido a bien visitarle, es una posición clara de humillación, de indignidad, de reconocimiento de su propia bajeza ante la majestad y exaltación que debe tener Dios. Es una rendición plena y total, caso contrario a la de Lot que solo se inclinó, en una acción de formalismo y sumisión incompleta. En la palabra de Dios, la Biblia encontramos que la mejor posición ante Dios es la de sumisión absoluta. “Humillaos bajo la poderosa mano de Dios y Él os exaltará cuando fuere tiempo” 1Ped 5:6. Los resultados finales son claros en cada caso. Abraham recibió de Dios la confirmación de sus promesas, siendo el padre de la fe, mientras que Lot tuvo que pasar por la vergüenza y humillación de ser librado por los pelos del juicio divino, escapando solo con lo que llevaba encima.

4º.- el banquete:
    La diferencia que hace el espíritu divino aquí para describir lo que ofrecieron Abraham y Lot es notoria. De Lot solo se menciona que coció panes sin levadura y les ofreció un banquete, sin dar mayor detalle al respecto Gen 19:3. Pero de la comida que ofreció Abraham se narran todos los detalles Gen 18:4-8. El patriarca demuestra un interés rebosante y entusiasta a la hora de preparar lo que sus visitantes comerían. En tres ocasiones se menciona la prisa y prontitud que demostró en dicha preparación, haciéndose mención en tres ocasiones: “salió corriendo” vrs 2; “fue de prisa” vrs 6; “Y corrió Abrtaham” vrs 7. Contagiando esta prontitud a los que le rodeaban: A Sara su mujer en el vrs. 6 “toma pronto tres medidas de harina” y a su siervo “y este se dio prisa a prepararlo” vrs. 7(b). Nuestra actitud sincera y solicita en el servicio a Dios no solo se dejará ver en nosotros sino también en aquellos que nos rodean, sea en nuestro hogar con nuestros hijos y pareja, así como en medio de nuestro entorno cotidiano fuera del hogar.

    Abraham atiende todas las necesidades de sus visitantes:
Trae agua para lavar sus pies, sucios por el polvo del camino, además de eso les lleva a la sombra de una encina lejos del calor del día vrs. 4.
Les ofrece para su consumo lo mejor y más fresco de los alimentos: Ordena a Sara que prepare panes recién horneados, preparados al momento vrs. 6. Corre personalmente a su rebaño y escoge el becerro “tierno y bueno” y lo da a su criado para que lo prepare. No delega en su siervo la responsabilidad de escogerlo. El mismo lo selecciona, asegurándose de que sea él mejor. Vrs. 7.
Toma también mantequilla y leche, productos que requerían un proceso de ordeño y elaboración previos vrs.8. La leche debía ser sacada del ganado de ordeño, luego la mantequilla debía ser batida por un tiempo determinado para producirse la separación de las partes grasas de la misma. Una labor que requería dedicación y esmero.
En conclusión Abraham no presento a Dios nada que no le costase un esfuerzo y dedicación. Dios quiere que le presentemos lo mejor de nosotros: nuestra juventud, nuestro mejor tiempo, la tranquila soledad de las madrugadas dándole a Él nuestro sueño. No presentemos a Dios nuestras sobras. Él se merece lo mejor de nosotros.

    Estos dos personajes nos enseñan que podemos tener un encuentro con Dios dependiendo de nuestras actitudes hacia Él. Qué clase de creyentes queremos ser: como Abraham o como Lot, miremos los resultados en cada caso y escojamos la mejor parte.



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lunes, 6 de enero de 2014

Cumple con Dios y pedid lo que quieras. mp3



    La puerta de la voluntad de Dios no esta cerrada con llave, nos la ha dejado entre abierta, pero con algunas condiciones. Escucha este mensaje para que descubras cuales son. Mensaje del domingo 05/01/2014, en la Iglesia de la Orotava, Tenerife, España.
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A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me es dada esta gracia de predicar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo;
Efesios 3:8
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domingo, 5 de enero de 2014

Cumple con Dios y pedid lo que quieras, (II).




  • PERMANEZCA LA PALABRA EN NOSOTROS: Juan 15:7,16.
 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.
No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.

Ejemplo de lo contrario a permanecer en la palabra. (Israel).
Isa 28:10  Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; 
Isa 28:13  La palabra, pues, de Jehová les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; hasta que vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados, enlazados y presos.

    El menosprecio que Israel había tenido con Jehová y su palabra tendría sin ninguna duda  consecuencias, pero estas consecuencias no llegarían sin antes recibir de Dios una advertencia, advertencia que encontramos en los versículos que hemos citado anteriormente, en ellos vemos algunas reflexiones que muy fácilmente podríamos aplicarse a nuestras vidas hoy día.

    Lo primero que Dios resalta es el detalle que se debe tener a la hora de escuchar a Dios. En el versículo diez, el profeta Isaías les describe a Israel la forma como debían considerar los mandamientos divinos: "Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá".  Minuciosamente y sin dejar de lado ningún detalle de lo que Dios tiene que decirnos. La secuencia que se aplica aquí es de mayor a menor, pudiendo aplicarse esto sencillamente al estudio de la Biblia tanto el que recibimos cuando asistimos a la iglesia o reuniones para tal fin, así como a nuestro estudio personal y privado. Es tal la importancia que Dios le da a este punto que se repite idénticamente en el versículo trece: "mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá".
De manera que la primera lección debe quedarnos clara, no debemos escuchar a Dios en la lejanía de la rutina cotidiana, sino de manera detallada y sin dejar de lado ninguna recomendación. 

    La siguiente lección es que nadie que recibe la palabra de Dios puede permanecer indiferente a ella, esta causará algún efecto permanente en los que la reciben. De aquí la importancia en revisar todos los detalles, ya que en el mínimo rincón se esconde lo que yo necesito para mi bien espiritual. Me llama la atención las tres palabras que el profeta menciona aquí: "caigan de espaldas", "sean quebrantados" y "enlazados y presos". La primera frase podría tener relación con el impacto renovador y de cambio que la palabra causa al que la oye, al caer de espaldas pareciera que Israel iba a ser "golpeada" por los mandamientos que oirían, pasarían de estar de pie a caer de bruces sobre sus espaldas. Podríamos ver aquí que la mejor posición ante Dios y lo que Él tiene que decirnos es la de humillación en su presencia. Cuando escuchemos a Dios hablar dejemos de lado nuestro orgullo banal humillándonos bajo la poderosa mano del Altísimo, para que nos exalte a su debido tiempo.

    La siguiente posición es de quebrantamiento, ningún corazón endurecido por las raíces de amargura, rencor y problemas no resueltos, podrá atender de manera eficaz lo que Dios tiene que hablarnos por su palabra. Es necesario darle pronta solución al endurecimiento del corazón, y una de las formas es cortando con la rutina de estas malas prácticas. No dejemos que el Sol se ponga sobre nuestro enojo, dejando de resolver las diferencias que podamos tener con los que nos rodean, sean hermanos o no. Si nos habituamos a criticar, prejuzgar y mal interpretar lo que nos dicen, llegaremos a un punto que estaremos endurecidos de tal manera que la palabra de Dios tardará mucho más en hacer su efecto en nosotros. Por lo tanto dejemos que Dios nos quebrante para nuestra edificación personal.

    Por último tenemos: el efecto que Dios quería causar en Israel era de cautiverio, pero entendamos bien esta palabra ya que Dios nunca se contradice cuando habla,  y uno de los efectos que tiene la eterna palabra de Dios es que nos libera. Sin embargo Israel estaba cautivo por sus malos hábitos y la cautividad que Dios buscaba para ellos estaba en la rutina constante del estudio y meditación de los mandamientos divinos. Si no dejamos que los mandatos de Dios nos enlacen de tal forma que no podamos salir a la calle sin previamente haber meditado en ella, los rudimentos de este mundo nos harán cautivos desviándonos del verdadero vínculo que Dios busca con nosotros.

    Por tanto es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído no sea que nos deslicemos. Leamos, estudiemos y meditemos en la poderosa palabra de Dios (la Biblia) para que recibamos el bendito efecto que ella causa en los que la practican.  En este nuevo año que comienza (2014), proponga-monos el estudiar la Biblia habitualmente y de forma consecuente, y veremos los resultados a muy corto plazo en nosotros.

  • GUARDÉMOS SUS MANDAMIENTOS:
1 Juan 3:21-23 Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios;  y cualquiera cosa
que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son
agradables delante de él.  Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos
amemos unos a otros como nos lo ha mandado. 

Somos hijos de un mismo Padre, redimidos por un mismo sacrificio, el de Cristo en la cruz por medio de su sangre derramada, disfrutamos de los mismos privilegios de habernos decidido por Dios recibiendo la salvación. Todo lo anterior nos identifica como hermanos, miembros de la familia divina, condición que no se alterará aún después de nuestra muerte, cuando estemos en gloria.

Juan pasa a hablar de las dos cosas que son agradables a Dios, los dos mandamientos de cuya obediencia depende de que  Dios nos conceda lo que deseamos.

Debemos creer.

(i) Debemos creer en el nombre de Su Hijo Jesucristo. Aquí tenemos el uso de la palabra nombre que es característico de los escritores bíblicos. No quiere decir simplemente el nombre por el que se conoce a una persona; quiere decir toda la naturaleza y el carácter de esa persona en tanto en cuanto nos son conocidos. El salmista escribe: " Nuestra ayuda es en el nombre del Señor» (Sal_124:8 ). Está claro que no quiere decir que nuestra ayuda esté en el hecho de que Dios Se llama Jehová; quiere decir que nuestra ayuda está en el amor y la misericordia y el poder que se nos han revelado como la naturaleza y el carácter de Dios. Así que creer en el nombre de Jesucristo quiere decir creer en la naturaleza y el carácter de Jesucristo. Quiere decir creer que Él es el Hijo de Dios, que Él está en una relación con Dios de una manera que no ha estado ni puede estar nunca ninguna otra persona del universo, que puede revelar perfectamente a la humanidad a Dios, y que es el Salvador de nuestras almas. Creer en el nombre de Jesucristo es aceptarle como el Que realmente es.

Un nuevo mandamiento.

(ii) Debemos amarnos unos a otros, según el mandamiento que Él nos dio. Este mandamiento está en Jua_13:34 .

El mayor mandamiento para un judío era, amar a Dios sobre todas las cosas, y junto con el de amar a tu prójimo como a ti mismo, se resumía toda la ley. Pero Juan nos complementa los dos anteriores detallando que en el nuevo orden establecido por el Señor (su Iglesia), existe un objeto más de nuestro amor: nuestros hermanos. Ya que si decimos que amamos a Dios debemos demostrarlo amando a nuestros hermanos. Si este mandamiento no fuese tan importante no se mencionara en tantas referencias:

El mismo Señor lo dijo: Jn 13:34; 15:12, 17;
Pedro en 1Ped 2:17
Santiago se refriere a sus hermanos como amados: Stg 1.19, 2:5
Pablo lo ratifica: Rom 12:10; 13:8; 1Tes 4:9;
Y como no podía ser de otra manera el apóstol del amor Juan,  nos lo recuerda en: 1Jn 2:10; 3:10, 14; 4:7, 20, 21.

Así que con tantas referencias sobre el tema es necesario que atendamos especialmente a este nuevo mandamiento del Señor, practicándolo constantemente en nuestras relaciones fraternales. Debemos amarnos mutuamente con ese mismo amor generoso, sacrificado, perdonador, con que Cristo nos ha amado.

Cuando ponemos juntos estos dos mandamientos encontramos la gran verdad de que la vida cristiana depende de una fe correcta y una conducta correcta combinadas. No podemos tener la una sin la otra. No puede haber tal cosa como una teología cristiana sin una ética cristiana; ni tampoco una ética cristiana sin una teología cristiana. Nuestra fe no es real a menos que conduzca a la acción; y nuestra acción no tiene justificación ni dinámica a menos que esté basada en la fe.


No podemos empezar la vida cristiana hasta aceptar a Jesucristo por lo que El es, y no Le habremos aceptado en ningún sentido real de la palabras hasta que nuestra actitud hacia nuestros hermanos y  semejantes sea como Su propia actitud de amor.
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sábado, 4 de enero de 2014

Cumple con Dios y pedid lo que quieras. (I)


La Orotava, 04/01/2014.

"Deléitate así mismo en Jehová , y él te concederá las peticiones de tu corazón". Salmo 37:4.

"Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis y os será hecho" Juan 15:7.

"Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios, y cualquier cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos..." 1 Juan 3:21-23.


    ¿Existe la posibilidad de que Dios nos permita hacer lo que queramos? Alguno pudiera pensar que cuando hablamos de hacer la voluntad de Dios, suena algo así como aceptar lo que el Supremo nos dicte sin derecho a réplica, como si habláramos de una orden impuesta e irrefutable. Pero permítame decirle que nada más lejos de la realidad.

    En las citas antes mencionadas se nos deja claro que Dios deja la puerta de nuestra voluntad abierta, siempre y cuando cumplamos algunas condiciones, condiciones por su puesto  dadas para nuestro beneficio espiritual, porque Dios sabe lo que realmente es conveniente para nosotros.

    Pero veamos al detalle lo que el Supremo Dios nos demanda para dejarnos hacer lo que anhelamos:

DELEITATE: Salmo 37:4.
    En este Salmo 37 David comienza desde el verso uno hasta el ocho describiendo sentimientos negativos que debemos reprimir. "no te exasperes" (tres veces), "no envidies", "cohíbe la ira", reprime el coraje", emociones que deben ser controladas demostrando así que estamos sometidos a la voluntad de Dios y no a la de nuestra carne, ya que queda claro que si estos sentimientos afloran en nosotros estamos haciendo nuestra voluntad y por ende no la de Dios. El modo en el que se encuentran estos verbos es en el imperativo, denotando así un tono de urgencia, como si la situación o actitud de los oyentes reclamara una intervención decidida. Pero los imperativos también proponen lo que hay que evitar, hacer o sentir.

    Seguidamente hace referencia a las acciones: "haz el bien", "no obres mal", aconseja a contentarse con lo suficiente. Dicho esto pensaríamos que el salmista ¿predica la resignación como sentimiento y la inacción como conducta? Claramente que no. el desvalido debe desear y pedir salir de su situación, recobrar su derecho ("poseer tierra"), pero no debe tomar la venganza por su mano ni recurrir a la violencia., debe esperar y confiar en el Señor que el actuará.

    La confianza antecede al deleite tal como se nos describe en el verso tres "confía en Jehová", y David además de esta frase usa otra semejante: "Encomienda" para describir sin lugar a dudas la actitud a seguir si queremos deleitarnos. Confiar significa "fiarnos de", así que no debe haber en nosotros ninguna duda, a pesar de nuestra situación, debemos tener fe pase lo que pase. Sin embargo esta fe debe seguirle una acción, descrita por la palabra "encomienda", la cual significa "hacer girar o rodar algo para pásaselo a otro". Que hermosa lección tenemos aquí, ¿decimos que tenemos fe? pero seguimos cargando con nuestros problemas y angustias olvidándonos de encomendar todo eso en las poderosas manos de Dios. Si la duda nos gobierna y nos empeñamos en seguir solos cargando con todas nuestras angustias, difícilmente nos podremos deleitar en el Señor y si esto es así nunca encontraremos hacer que Dios haga lo que nuestro corazón anhela.

    El deleite es el resultado de la confianza plena en Dios y de lograr librarnos de nuestras cargas y preocupaciones. La nueva Biblia de Jerusalén en su versión del 1998, describe el verso cuatro así: "disfruta pensando en Yahvé, y él te dará lo que pide tu corazón". de manera que deléitate describe una experiencia de gran placer y gozo en la presencia de alguien, pero al mismo tiempo expresa una sensación  muy positiva de confianza y gratitud, tal como lo marca la experiencia de los marginados descritos en este salmo 37.


    Cuando hablamos con Dios en oración, debemos hacerlo con confianza sabiendo que él nos oye, así como cuando leemos su palabra estamos seguros que estamos escuchando su voz; De igual modo cuando asistimos a las reuniones de la iglesia, nuestra motivación debe ser que vamos al encuentro de nuestro Salvador y Señor. Cuando hagamos todas estas cosas y no podamos pasar un instante sin practicar cada una de ellas porque es nuestro anhelo, entonces estaremos disfrutando, deleitándonos en Dios y solo cuando esto sea así,  estaremos cerca de que él nos conceda lo que anhela nuestro corazón.

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