domingo, 17 de noviembre de 2013

Parábola de los dos cimientos.


Parábola de los dos cimientos.

Mateo 7:24  Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. 25  Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. 26  Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; 27  y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina. 28  Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; 29  porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. 
(Observa este corto video clip ilustrativo)



   Para tener una idea más completa de esta parábola tenemos que leer también la versión de Lucas (6:48-49). En la versión de Lucas parece que la riada no viene a cuento; tal vez es porque Lucas no era natural de Palestina, y no tenía una idea muy clara de la escena; mientras que Mateo, que sí era de Palestina, la conocía muy bien. En verano, muchos valles presentan el lecho arenoso totalmente seco; pero en invierno, después de las lluvias de septiembre, vuelve el torrente con toda su fuerza. Puede ser que alguien que estaba buscando dónde hacerse la casa vio ese espacio libre y se decidió a construir en él, descubriendo para su mal cuando llegó la época de las lluvias que el río también volvía a su cauce, y se llevaba la casa. Un hombre sensato habría buscado la roca, para lo cual habría tenido que realizar más trabajo; pero, cuando llegara el invierno, se vería que no había sido en vano, porque la casa permanecería segura en su sitio. En cualquiera de las dos versiones queda clara la enseñanza de que es importante que nuestra vida tenga una cimentación firme. Y la única que lo es de verdad es la obediencia a las enseñanzas de Jesús.

   ¿Qué le hizo al segundo hombre escoger tan insensatamente el sitio para su casa?

(i)    Quería ahorrarse trabajo. No quería molestarse en cavar hasta encontrar la roca. La arena era mucho más atractiva y menos trabajosa. Puede que sea más fácil seguir nuestro camino que el de Jesús, pero al final acabaremos en la ruina. El camino de Jesús es el de la seguridad aquí y en el más allá.

(ii)    No tenía previsión. No se le ocurrió pensar cómo estaría aquel lugar seis meses después. En todas las decisiones de la vida hay un corto plazo y un largo plazo. Feliz el que no se juega el bien futuro por el placer presente. Feliz el que ve las cosas, no a la luz del momento, sino a la luz de la eternidad.

   Cuando aprendemos que lo que cuesta más suele ser lo que más vale la pena, y que la previsión es mejor que la improvisación, descubrimos que lo mejor es construir la vida sobre el cimiento firme de las enseñanzas de Jesús, porque no habrá adversidad que la haga vacilar.

Construye tu vida en el fundamento de los siglos . Cristo Jesús y no te arrepentirás jamás.
(Comentario del N.T. de W. Barclay)

domingo, 10 de noviembre de 2013